Perú Ecológico
Ante la gran superficie de bosques del país, las grandes posibilidades de reforestación para fines productivos y protectivos, y la alta dependencia de una parte de la población de los recursos del bosque, el Perú tiene una innegable vocación forestal.
El país posee unas 39 millones de ha de bosques aptos para la extracción de madera, o sea, que reúnen las condiciones que posibilitan las actividades forestales maderables. Sin embargo, el Perú no ha desarrollado una actividad forestal maderable, que esté en concordancia con la superficie boscosa nacional. El sector forestal representa apenas entre el 1 % y el 4% del PBI nacional. La superficie destinada al aprovechamiento forestal llega apenas a unas 2 millones de ha.
El país no posee una política adecuada para integrar los recursos boscosos dentro de las posibilidades del desarrollo nacional y como una de las bases económicas. Por la falta de preocupación la superficie boscosa se va reduciendo por la tala y la quema. Se calcula que por año el país destruye unas 250 000 ha de bosques y quema unos 12,5 millones de m3 de madera por un valor de unos 2 500 millones de dólares anuales.
El país posee, además, unas 7,5 millones de ha de tierras que deben ser reforestadas. Casi la totalidad de esta superficie de tierras de aptitud para la reforestación están en la Sierra, donde los problemas de erosión y de degradación de las cuencas son muy graves. Desde 1890 se ha reforestado apenas unas 300 000 ha, que no llevan ninguna relación con las áreas deforestadas por año (250 000 ha).
Estas tierras para reforestación son una de las grandes posibilidades sociales, económicas y ambientales para el país. La reforestación anual de 50 000 ha generaría unos 500 000 puestos de trabajo con un costo no superior a los 50 millones de dólares. Sin embargo, el impacto social en la Sierra, una región de pobreza crónica, sería muy destacable por la generación de ocupación y de recursos deficitarios (leña, madera y sus derivados).
El impacto económico de la reforestación sería considerable por la generación de nuevas actividades económicas en el mediano plazo, como es la industria derivada de la madera, de pulpa de papel y otras. Otros países, como Chile, han fomentado agresivos programas de reforestación (1,7 millones de ha en 25 años) y han logrado generar un rubro de' exportaciones muy importantes (2 400 millones de dólares en 1995).
El impacto ambiental de la reforestación se daría a nivel local (conservación de cuencas, suelos, agua, fauna, etc.) y a nivel mundial, pues por cada ha reforestada se fijarían al menos unas 50 t de CO 2 excedente en la atmósfera, que produce el efecto invernadero o calentamiento.
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El país posee unas 39 millones de ha de bosques aptos para la extracción de madera, o sea, que reúnen las condiciones que posibilitan las actividades forestales maderables. Sin embargo, el Perú no ha desarrollado una actividad forestal maderable, que esté en concordancia con la superficie boscosa nacional. El sector forestal representa apenas entre el 1 % y el 4% del PBI nacional. La superficie destinada al aprovechamiento forestal llega apenas a unas 2 millones de ha.
El país no posee una política adecuada para integrar los recursos boscosos dentro de las posibilidades del desarrollo nacional y como una de las bases económicas. Por la falta de preocupación la superficie boscosa se va reduciendo por la tala y la quema. Se calcula que por año el país destruye unas 250 000 ha de bosques y quema unos 12,5 millones de m3 de madera por un valor de unos 2 500 millones de dólares anuales.
El país posee, además, unas 7,5 millones de ha de tierras que deben ser reforestadas. Casi la totalidad de esta superficie de tierras de aptitud para la reforestación están en la Sierra, donde los problemas de erosión y de degradación de las cuencas son muy graves. Desde 1890 se ha reforestado apenas unas 300 000 ha, que no llevan ninguna relación con las áreas deforestadas por año (250 000 ha).
Estas tierras para reforestación son una de las grandes posibilidades sociales, económicas y ambientales para el país. La reforestación anual de 50 000 ha generaría unos 500 000 puestos de trabajo con un costo no superior a los 50 millones de dólares. Sin embargo, el impacto social en la Sierra, una región de pobreza crónica, sería muy destacable por la generación de ocupación y de recursos deficitarios (leña, madera y sus derivados).
El impacto económico de la reforestación sería considerable por la generación de nuevas actividades económicas en el mediano plazo, como es la industria derivada de la madera, de pulpa de papel y otras. Otros países, como Chile, han fomentado agresivos programas de reforestación (1,7 millones de ha en 25 años) y han logrado generar un rubro de' exportaciones muy importantes (2 400 millones de dólares en 1995).
El impacto ambiental de la reforestación se daría a nivel local (conservación de cuencas, suelos, agua, fauna, etc.) y a nivel mundial, pues por cada ha reforestada se fijarían al menos unas 50 t de CO 2 excedente en la atmósfera, que produce el efecto invernadero o calentamiento.
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